Una vuelta. (Libre)

Había ido al castillo Vulturi buscando a mi novio. Sabía que era un riesgo ya que se suponía que los Vulturis eran mis enemigos, pero yo no quería llevarme mal con ninguno de ellos. Ya tenía trato con algunos y me encantaría conocer a toda la familia de mi novio. Demetri había salido a hacer una de sus misiones y me atreví a salir al jardín a dar una vuelta esperando no causar problemas. Vi a un señor alto con una capa negra al cual no había visto antes, esperaba que no fuera molestia para él que yo me encontrara allí, pero decidí acercarme un poco más para conocerlo. Cuando estuve lo suficientemente cerca él me habló. Me quedé paralizada unos minutos, su voz se escuchaba cordial, pero a la vez era ruda. Me acerqué un poco más y como si nada, le respondí:

- Hola. - Le dije un poco tímida - Señor, está muy bello el día, a mi parecer... - le respondí sin saber qué decir.

- Eres la pareja de Demetri...- le dije con tono serio. Sabía muy bien a que bando estaba y eso no me gustaba. Ninguno d emis chicos tenía que estar con nuestros enemigos. Eso nos hacía débiles. - Somos enemigos, lo sabías?

Se volteó a verme y me miró con una cara que no me agradó, quizá no fue buena idea ir con él, pero ya estaba allí. Me paralicé frente a él nuevamente y lo miré a los ojos un poco intimidada. Lo que me sorprendió aún más fue escuchar mi nombre salir de sus labios, era extraño que supiera quien era yo, quizá los guardias se lo habían dicho o el mismo Demetri lo había hecho. Traté de no pensar en ello y concentrarme en su pregunta. Enemigos, odiaba esa palabra.

- Sí señor soy pareja de Demetri - le dije con un hilo de voz. Luego me recompuse y hablé con un tono de voz claro. - Ya lo sé señor pero yo realmente me considero fuera de todo esto, no los considero mis enemigos. - le dije en un tono serio.

Se quedó un rato pensativo mirándome, parecía que me analizaba. Definitivamente había sido mala idea acercarme a él, parecía uno de los líderes del clan. Respiré por hábito y le sonreí a medias.

- No es que les tenga mucho aprecio, pero no los considero mis enemigos, son la familia de mi novio. - fue lo único que se me ocurrió responderle. - Disculpe, Usted quien es?

Me sorprendió que supiera mi nombre, pero ya parecía que debía dejar de sorprenderme por todo lo que ocurriera de ahora en adelante, él no se veía muy confiable que digamos pero ya estaba aquí. Aro.. con que él era el famoso Aro Volturi... Me había topado nada más y nada menos que con el cabecilla de "los enemigos" ¡que cosa mas extraña!.. ahora me preguntaba quien me habría mandado a ir allí ese día. Me extendió su mano y la miré desconfiada.

- Placer para mi también señor Aro - le dije mirando desconfiada su mano. Sin embargo se la di, esperando que no fuera hacer nada malo.

Al extenderle mi mano vi algo diferente en sus ojos, pero rápidamente volvieron a ser los mismos de siempre y me miraron.

- ¿Disculpe? Bueno yo creo que si ha sobrevivido con ustedes toda su vida hasta ahora no sé qué marcaría la diferencia en realidad - le respondí amablemente. - me parece que el es lo bastante importante para ustedes o me equivoco?

Noté que me sonrió y le devolví la sonrisa. Quiza no fuera tan ... no sabía realmente que palabra emplear con este señor, era un poco extraño, me daba un poco de temor, pero a la vez inspiraba confianza, era muy extraño a decir verdad.

- Gracias - le respondi. - Pero porque piensa que corren tiempos difíciles? Es que piensan hacer algo contra.. sus "enemigos". - no me incluí en ellos, porque no me consideraba su enemiga, pero si el decía eso era porque ya tenia algo planeado. Sus ultimas palabras me calleron como un chorro de agua fría. él no tiene a nadie que le protega. A lo mejor si tú... ¿me estaba insinuando algo? - Insinua usted algo señor Aro?

Lo miré a los ojos y algo en ellos era diferente. Aunque no era ni parecido a lo de hace un minuto cuando me toco la mano. A medida que sus palabras salian de su boca me iba sorprendiendo más. Ya sabía cual era el odio de mi familia y amigos hacia estas personas, aunque yo no lo sentía, era algo extraño, como si de verdad quisiera pertenecer a ellos, pero algo me unía a mi aquelarre de origen.

- La verdad señor Aro, no veo a mi novio muriendo sólo en ninguna parte del futuro. Y aunque espero que nunca ocurra, si muriese pudiera ser al lado de una preciosa intermedia, que no estaría de ningún lado en caso de una guerra, ya que habla de muertes.. o de una sola; la de mi Demetri precisamente. - le respondí. - Debo confesarle que su proposición me suena realmente tentadora, pero no sabría si aceptarla. ¿Qué ganaría yo con ser parte de ustedes?

* Sus palabras salían una tras otra rápidas ys egura de lo que decía. Algo dentro demí, me decía que podía estar pensándoselo. Que aún la idea de estar con nosotros no había sido totalmente rechazada*

- Tenemos muchos enemigos. - le dije recordando lo visto en ella - Como tu familia. No me extraña que algún día venga a por nosotros. Los inofensivos Vulturis.

*Le hablaba con un tono de inocencia como si los malos no fuésemos nosotros, sino ellos. Ví lo de su persona intermedia como su primer actode cobardía desde que anteníamos esta conversación. Algo que me desilusionó un poco.*

- Ganarías una auténtica familia... Te podríamos enseñar todo lo que quieras saber... y seguramente una paz deseada para tí y tú aquelarre.- dije para convencerla. Ya sabía un poco de su eprsonalidad ye soe ra un punto a mi favor. - Además, el amor seguro de Demetri.

Le escuché con atención cada palabra.. Estaba muy confundida ahora. Él sólo trataba de convencerme de que me pasara de su lado, eso era todo. Además de que usaba mil pretextos para ello, empezando por Demetri, supuse que ya sabía que haría cualquier cosa por él y por eso esa era la primera excusa para convencerme. Miré el jardín por unos segundos y luego me volví a verlo.

- Disculpeme señor Aro, pero esta es una decisión que no se toma de un momento a otro, yo de verdad quiero estar con... su hijo, su amigo o lo que sea que usted considere a Demetri, pero lamentablemente para usted yo ya tengo una familia y pertenezco a una guardia. No le diré que no, pero tampoco le diré que sí. Espero sepa comprender. - No deseaba ser grosera con él, al contrario todo se lo dije con respeto y a la vez con admiración; Los Vulturis contaban con algo que a mi realmente me gustaba; orden y disciplina, cosa que no veía muy a menudo en mi familia, pero no podía decirle que sí a una cosa tan importante sin antes habermelo pensado un poco.

Le sonreí y me alejé sólo unos metros de donde él estaba. Puso una cara que no me agradó por lo que decidí cambiar el tema, quizá algo de lo que le dije no le había parecido bien.

- Claro señor Aro... - fue todo lo que dije. - Dígame no hay problema que espere a mi novio por aquí o prefiere que me vaya y lo vea luego?

*Indudablemente era una chica lista. Se había fijado en mi y se distanció. Cordialmente me preguntó si podía rondar por aquí.*

- Claro - le dije aun manteniendo el tono amable de antes. - ¿Adonde iréis?

*Esperé su respuesta aunque sabría que si no me la dijese después lo miraría en la mente de Demetri.*

Le sonreí amablemente. Realmente el tan temible Aro Volturi no me parecía realmente así, aunque sí sabía que era un hombre de armas tomar y que había que cuidarse de él si no te querías meter en un problema, pero al parecer mientras vinieras en son de paz, como venía yo, no tendrías problema alguno con él. En poco tiempo había analizado muy bien cada palabra y cada movimiento suyo, lo que me permitió conocerlo un poco más de las palabras que habíamos cruzado.

- No tenemos un lugar escogido realmente señor, pero supongo que si no le molesta me gustaría conocer su Castillo, ya que estoy aquí. Está muy lindo. - le dije mirando la fachada del Castillo que estaba a un lado. Realmente era grande y llamativo.